Os dejamos los resúmenes de los trabajos que formarán parte de nuestro simposio del próximo sábado en el VI Congreso Internacional y XI Nacional de Psicología Clínica en Santiago de Compostela.
MEDITACIÓN Y SALUD MENTAL
Paula Cabal-García**, Lidia Marfil-Victoria***, Emilio García García*, Su Miao YeChen*, Rebeca Lombraña-Ruíz** y Carlos Valiente-Barroso*
*Universidad Complutense de Madrid **Universidad acional de Educación a Distancia *** Universitat Autònoma de Barcelona
La meditación se ha desarrollado como una práctica espiritual y asociada a la salud, en muchos lugares de la Tierra, desde hace más de 5000 años (Walters, 2002). Históricamente, los objetivos religiosos o espirituales eran intrínsecos a cualquier forma de meditación. Su ejercicio ha pretendido lograr algún tipo de crecimiento espiritual, iluminación interior (West, 1980), transformación personal o experiencia trascendental (Pérez de Albéniz & Colmes, 2000). Durante las últimas décadas, la práctica de la meditación ha incrementado notablemente su popularidad, adaptándose a los intereses y tendencias de la cultura occidental, convirtiéndose paulatinamente en una estrategia terapéutica complementaria para una diversa gama de problemas relacionados con la salud (Pollard, 2004). Aunque existe una variedad de tradiciones y técnicas meditativas, se puede proponer una definición operacional, basada en técnicas de consenso, que permite catalogar como ‘meditación’ cualquier práctica si: (1) utiliza una técnica específica y claramente definida; (2) implica relajación muscular en algún momento del proceso; (3) conlleva una coherente relajación mental, exenta de intencionalidad añadida por búsqueda de expectativas en su proceso (analizando los efectos psico-físicos, juzgando posibles resultados, etc.); (4) implica un estado autoinducido; y (5) utiliza la capacidad de autoenfocar la atención (Cardoso et al., 2004). Una revisión exhaustiva de la literatura científica centrada en los efectos de la meditación sobre la salud mental, atestigua la efectividad de esta práctica en relación a depresión (Grossman et al., 2004), ansiedad (Delmonte, 1985; Krisanaprakornkit et al., 2004), trastorno de pánico (Bishop, 2002), desórdenes de la conducta alimentaria (Baer, 2003), trastorno por déficit de atención e hiperactividad (Harrison et al., 2004), abuso de sustancias (Swinyard et al., 1974; Gelderloos et al., 1991), así como en cuadros de estrés patológico (Bishop, 2002). Se constata la necesidad de profundizar en los factores diferenciales que dimanan de cada técnica meditativa específica.
PROCESOS COGNITIVOS ASOCIADOS A LA MEDITACIÓN: LA PERSPECTIVA NEUROPSICOLÓGICA
Su Miao Ye-Chen*, Lidia Marfil-Victoria***, Emilio García García*, Paula CabalGarcía** y Carlos Valiente-Barroso*
*Universidad Complutense de Madrid **Universidad acional de Educación a Distancia *** Universitat Autònoma de Barcelona
Existe un significativo bagaje científico que analiza la meditación desde las perspectivas tanto de la psicología clínica como de la neurofisiología y la neuroimagen (Cahn & Polich, 2006). De este modo, se acumulan estudios que aluden a la eficacia de esta práctica respecto de alteraciones psicopatológicas, convirtiéndola en una terapia específica más (Baer, 2003). Al mismo tiempo, encontramos numerosas publicaciones que exponen los sucesos cerebrales que acompañan la meditación, junto a localización de las áreas de mayor activación o de las que llegan a experimentar modificaciones neuroplásticas (Hölzel et al., 2001). Paulatinamente, se van desarrollando investigaciones que estudian la meditación desde otro enfoque neurocientífico, analizando sus efectos sobre los procesos cognitivos, a través de tests neuropsicológicos. Ésto, en paralelo con la notable potenciación del uso de dichos tests en los ámbitos básico y aplicado, mostrándose como elementos necesarios para realizar una rigurosa evaluación neurológica, y destacando por su específica sensibilidad para la valoración de la situación cognitiva y cerebral de un sujeto dado. En este trabajo, profundizamos en un estudio referente que pondera la relevancia de las funciones ejecutivas durante el proceso de la meditación; concretamente, se trata de atención selectiva, control atencional basado en inhibición de respuestas automáticas, flexibilidad cognitiva, secuenciación, conceptualización, fluidez verbal, categorización, resolución de problemas no verbales y pensamiento abstracto (Valiente-Barroso, 2011). Estos procesos remiten a una mayor activación del córtex prefrontal dorsolateral (Stuss & Alexander, 2000), córtex frontomedial (Badgaiyan & Posner, 1997), y córtex cingulado anterior (Chafetz & Matthews, 2004), en coherencia con lo registrado por estudios de imagen cerebral que han analizado el ejercicio meditativo. Todo ello, nos conduce a poder incluir el ejercicio de la meditación dentro de los factores que generan reserva cognitiva (Valiente-Barroso, 2012), y, por tanto, como práctica que podría potenciar la capacidad cognitiva y/o proteger frente a la neurodegeneración.
CEREBRO Y MEDITACIÓN: APROXIMACIÓN MEDIANTE NEUROFISIOLOGÍA Y NEUROIMAGEN
Carlos Valiente-Barroso*, Lidia Marfil-Victoria***, Su Miao Ye-Chen*, Paula CabalGarcía** y Emilio García García*
*Universidad Complutense de Madrid **Universidad acional de Educación a Distancia *** Universitat Autònoma de Barcelona
El estudio neurocientífico de la meditación supone un nítido ejemplo de la simbiosis entre psicología clínica y neuroimagen, la cual potencia la comprensión de todo evento psíquico. Este trabajo sintetiza y actualiza el estado de la cuestión en la investigación neurológica de la meditación, a través de una revisión exhaustiva de las más importantes y modernas investigaciones en este campo. Así, junto a la producción de un estado hipometabólico de vigilia, caracterizado por el decremento de la actividad nerviosa simpática y el incremento de la actividad parasimpática, la electroencefalografía (EEG) constata incrementos de la potencia de las ondas theta y alfa, así como un decremento en la frecuencia de la onda alfa, junto a una alteración de la coherencia y efectos de la onda gamma, y variaciones selectivas en onda delta (Cahn & Polich, 2006). Las investigaciones realizadas mediante neuroimagen funcional parecen constatar una mayor activación en áreas frontales y subcorticales, relevantes para la función atencional y la regulación emocional. Así, los estudios basados en Tomografía por Emisión de Positrones (PET), muestran mayor activación de córtex frontal y límbico, concomitante a sentimientos positivos y a la activación atencional (Ritskes et al., 2003). A través de Tomografía Computarizada por Emisión de Fotón Simple (SPECT), se evidencia un incremento en el metabolismo frontal y talámico, sugiriendo mayor protagonismo de redes de concentración y atención focalizada. Las investigaciones basadas en imagen por Resonancia Magnética Funcional (fMRI), manifiestan, fundamentalmente, un aumento de activación en regiones frontales, límbicas y paralímbicas –amígdala, hipotálamo, hipocampo y cingulado anterior-, y ganglios basales, involucradas en la atención sostenida y el control autónomo (Wang et al., 2011). Los cambios neuroestructurales descubiertos son coherentes con las zonas de activación y las funciones mentales involucradas (Hölzel et al., 2011). Proponemos la Magnetoencefalografía como método de investigación, aún inédito en esta línea.