“En Clínica Cabal he realizado uno de los caminos más importantes de mi vida, y Paula ha sido mi brújula. Desde el primer segundo supe que no iban a darme una poción mágica para que todo se solucionara, pero me dieron algo mucho más valioso, una nueva forma de afrontar y ver la vida.
A través de la terapia personal comencé a entender que todos mis sentimientos eran válidos, y solo así, aceptándolos, dándoles la importancia que merecen, indagando y observando sus raíces, podría crecer y evolucionar, mirar hacia nuevos horizontes y sentirme fuerte, libre. Qué decir de su equipo humano. Todas son unas excelentes profesionales, pero sobre todo, personas. Recuerdo cada sesión con Paula y lo mucho que me ha enseñado. Desde el principio sentí una confianza enorme, a mi parecer uno de los pilares fundamentales en la terapia. En todo momento me iba guiando, otorgando herramientas para que fuera yo quien diera mis propios pasos y tomara mi camino, sabiendo que ella estaba ahí, a mi lado, celebrando mis triunfos y apoyándome en las derrotas, o mejor dicho, haciéndome ver que estas últimas siempre eran aprendizajes.
En este lugar, aprendí a desaprender; pues a veces repetimos la misma conducta una y otra vez, pensando que esa es la única forma de actuar, o la correcta; pero de repente, había otras posibilidades que eran mucho más efectivas. Aprendí a organizar mis emociones, a entenderlas, a encontrarlas con más facilidad y validarlas. Creo que pueden existir momentos en la terapia en los que piensas que te estancas, o que no logras llegar a la solución, pero como decía, en este tiempo me di cuenta de que lo importante siempre fue seguir adelante. A veces cambiamos la marcha, otras tenemos que parar a respirar, coger aire, pero todo forma parte de nuestra llegada a la meta, y sin duda, yo la he cruzado contigo de la mano, Paula. Gracias por todo lo que me habéis aportado.”
Laura, 23 años
“Contar con Paula ha cambiado mi vida. Ella me ha ayudado a reencontrarme, a entenderme, a valorarme y a perdonarme. A salir de un lugar lleno de tristeza y a encontrar las ganas de todo. A ver que yo soy el principal factor del cambio. Tengo muy claro que sin ella todo esto habría sido absolutamente imposible, y por ello le estaré eternamente agradecida.”
Sonia, 32 años