Nº de registro Sanitario C.2.2/5831

¿Cómo le explico a mi hijo que va a ir al psicólogo?

explicar niños que van a ir al psicólogo

Cuando por fin ponemos sobre la mesa la idea de acudir a terapia con nuestro hijo/a, puede que surjan algunas dudas: ¿le decimos la verdad? ¿cómo le explicamos qué es un psicólogo? No queremos que piense que hay algo que está mal en él, ni que tenga miedo a ir. Entonces, muchas veces recurrimos a dos herramientas que a priori, pueden parecer una solución fácil pero no lo son: la mentira y el ocultamiento. Es totalmente comprensible que no sepamos cómo explicar a nuestro niño a dónde va a ir, por ello, en este texto, intentaremos dar algunas claves para gestionar la situación.

Los niños, al igual que los adultos, merecen que seamos honestos con ellos. Tienen derecho a saber qué les pasa y qué soluciones hay para ello. Siempre adaptándonos a su momento evolutivo, debemos hablarles con sinceridad.

¿QUÉ DECIR?

Debemos decirle al niño que va a ir a un psicólogo. No a un médico, ni a un profesor particular, ni a un mago. Es conveniente introducir la palabra psicólogo, y explicarles (adaptándonos a su nivel ), que se trata de una persona con la que pueden jugar, a quien pueden contarle cosas, y que les ayudará con aquello que les hace sentir mal.También es importante que los niños sepan el nombre de su terapeuta. Debemos transmitir a los niños que nos gustaría que le den una oportunidad, pero que si después de la primera visita no se sienten cómodos, no pasa nada, no están obligados a ir. El niño también tiene que saber que el psicólogo ayudará a todos en la familia, no debe sentir que hay algo malo en él o que es culpable, sino que se trata de saber pedir ayuda cuando lo necesitamos. Se pueden usar metáforas, como por ejemplo, cuando pedimos ayuda para hacer los deberes o para vestirnos o peinarnos en el caso de niños más pequeños. En el caso de niños más mayores, se puede usar la metáfora del equipo de fútbol: la familia funciona como un equipo. Los padres son los capitanes, que deben ayudar a los hijos a resolver problemas y ganar partidos, y el psicólogo sería el entrenador, ayudando a todos a ser mejores en el campo.

Mentir a los niños puede generar expectativas inadecuadas en ellos. Puede que tengan miedo, que se sientan inseguros o que hagan asociaciones erróneas por alguna experiencia previa (por ejemplo, si piensan que van al médico pueden vivirlo como algo negativo por alguna situación en la que lo pasaron mal). La clave es que los niños conciban la terapia como un espacio seguro, solo para ellos, de juegos, empatía, confianza y afecto positivo. Además, la mentira también puede (y suele) afectar a los vínculos familiares. Una de las tareas en terapia con niños es construir una burbuja de seguridad (apego seguro) en la que el niño se sienta a salvo y pueda predecir, entre otras cosas, los comportamientos de sus padres. Esto es algo que no se puede conseguir si mentimos al niño.

Ocultar tampoco es una buena solución, ya que la incertidumbre les puede generar ansiedad. Pensemos en lo que nos gustaría que nos dijesen a nosotros.

¿CUÁNDO DECIRLO?

Se debería comunicar con la antelación adecuada para que puedan procesarlo con el tiempo que ello requiere, y plantear todas las cuestiones que necesiten. Por ejemplo, una semana antes de la primera cita, incluyendo recordatorios en los días sucesivos, y tratando el tema siempre con actitud de apertura ante las dudas o la incertidumbre, y positividad.

¿CÓMO DECIRLO?

Primer paso: buscar el momento adecuado: calma e intimidad

El primer paso es buscar un momento de calma. Por ejemplo, después de haber compartido un juego con él. No debemos comunicarlo  tras una discusión o cuando el síntoma está exacerbado, ya que el niño puede interpretarlo como un castigo y no como lo que es: un recurso para ayudar. Es importante que encontremos un momento en el que estemos a solas con él (sin la presencia de sus hermanos, por ejemplo), para que sienta que le dedicamos espacio, que lo que le pasa es importante para nosotros, y que respetamos su intimidad.

Segundo paso: hablar de las dificultades desde una postura empática, compasiva y de amor incondicional

El segundo paso es hablar con nuestro hijo de las dificultades que están apareciendo. Desde el amor y la conexión,  podemos decírselo con frases como “Sé que últimamente estás teniendo muchas pesadillas…”, “Sé que lo estás pasando mal en el cole…”, “Parece que últimamente te peleas mucho con tu hermano…”. Después, le transmitiremos todo nuestro apoyo y comprensión: “Entiendo que lo estás pasando mal, que estés triste, que esta situación es muy difícil para ti, que no sabes cómo actuar”. También le haremos saber que estamos a su lado, que le queremos incondicionalmente y que siempre podrá contar con nosotros. 

Tercer paso: generar esperanza e introducir la figura del psicólogo

Posteriormente, transmitiremos esperanza a nuestro hijo. Hay personas que pueden ayudarle a sentirse mejor,y a que la situación cambie. Se podría usar un discurso como: “Hemos conocido a una persona que puede ayudarte a entender lo que estás pasando, tus emociones,  lo que piensas lo que te da miedo o lo que te preocupa. Ella ayuda a los niños jugando, dibujando, etc. Se llama _____ y hemos hablado con ella por teléfono. ¿Te gustaría conocerla?”

Para niños pequeños o sin conciencia de problema:

En el caso de niños que no son conscientes de su problema, ya sea por edad o porque no lo perciben, simplemente podemos explicarles que hemos pensado que podrían conocer a una persona con la que pueden jugar, y contarle cosas. Esa persona les ayudará a entender por qué estan tristes, contentos, por qué tienen miedo, etc., y les dará ideas para ser más felices, estar más relajados, saber cómo contar cosas a papá y mamá… Podemos decirles que el psicólogo ayuda a las personas a hacerse amigas de sus emociones.

RECOMENDACIONES  ADICIONALES

  • Podemos dar información adicional al niño sobre su terapeuta, ya sea a través de la web, yendo previamente a visitar la consulta o enseñándole una fotografía (más aún ahora que debemos usar mascarilla en consulta, es importante que los niños conozcan la cara de su terapeuta).Así reduciremos la incertidumbre.
  • Debemos hacer saber al niño que él establecerá el ritmo. En terapia no se le obligará a hablar de nada que no quiera. Además, las primeras sesiones se dedican al establecimiento de un vínculo seguro.
  • La terapia no ha de usarse como un castigo, ni como una amenaza, sino que los niños deben entender que es un apoyo, una ayuda para estar mejor.
  • Generalmente, los padres tienen una primera sesión con la terapeuta antes de que ésta conozca al niño. Es un buen momento para plantear cualquier tipo de miedo o duda que nos pueda surgir. Si no es posible esta primera sesión, puedes ponerte en contacto con tu terapeuta para resolver dudas.