Nº de registro Sanitario C.2.2/5831

La relación terapéutica como elemento de cambio

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Para que se pueda desarrollar un buen vínculo de apego seguro, se tienen que dar varias condiciones y una de ellas, muy importante y básica, es la seguridad personal. Esa seguridad personal es el núcleo afectivo necesario para desarrollar el apego, y sin ella se limita o distorsiona. Sin esa certidumbre, los recursos se dirigen a reducir la amenaza y se destinan a crear mecanismos de estabilidad mediante la lucha, la huida, o la parálisis.

Solo desde esa seguridad se pueden dirigir recursos a otros aspectos del desarrollo infantil.

Si ha habido algún trauma en la infancia, incluyendo el trauma de la ausencia, la falta de cuidado y abandono, ese desarrollo complementario de la infancia, -de los factores emocional y psicológico- se interrumpe. Se dan patrones de desarrollo del apego desorganizados, y se pueden  acompañar de dificultades para identificar y regular aspectos relacionados con factores fisiológicos como el hambre, sueño… También problemas de regulación emocional, dificultades para mantenerse presente, favorecido esto último por la disociación como mecanismo de defensa. Podríamos también añadir bajo autoconcepto y diversas dificultades varias más.

Restablecer todos estos déficits o compensarlos de alguna manera, requieren de un entorno seguro y que provoquen una confianza esencial en el otro.

Como psicoterapeutas debemos esmerarnos en proporcionar ese espacio de seguridad,  un lugar donde poder aprender nuevos patrones de regulación emocional  y de comportamiento. Donde nuestros clientes/pacientes  sientan que estamos presentes afectivamente, siendo sensibles, receptivos, y estando disponibles.

Los mismos principios para el desarrollo del apego en el niño, son igual de válidos para proporcionar un espacio de seguridad que predisponga a crear un buen vínculo cliente-psicoterapeuta.

  • Crear un ambiente agradable y satisfactorio donde poder compartir y experimentar consuelo.
  • Ser modelo de regulación emocional, ofrecer posibilidades para la regulación de estados emocionales.
  • Diferenciar entre los estados internos y los estímulos externos. Desarrollando la capacidad de funcionamiento reflexivo.

Teniendo esto presente,  podemos hipotetizar sobre la importancia que tienen en el desarrollo del vínculo con el cliente, tres aspectos fundamentales: la significación de la  relación, la regulación afectiva, y el funcionamiento reflexivo.

Una relación confiable con el psicoterapeuta, permite extrapolar lo que ocurre dentro del “setting” terapéutico a fuera. Permite regular los estados emocionales cuando se sienten molestos. Y permite una reflexión conjunta de lo que es la vida propia y la vida de los demás. Poco a poco van incorporando buenos modelos a seguir, (experimentando las consecuencias naturales del comportamiento dentro de la terapia), y herramientas para desarrollar la regulación emocional tanto dentro, como fuera.

Por eso cuando ha habido traumas severos relacionados con las figuras de apego, el tratamiento (en parte), pasa por desarrollar un buen vínculo con el terapeuta. Y desde ahí acompañar a hacer descubrimientos de sí mismo, de los demás y del mundo. Evidentemente esto no invalida el contar con una buena formación, con técnicas, herramientas, teorías… pero no vale cualquier relación.

Es importante conocer y sanar nuestra propia historia de apego, para que esta interfiera lo menos posible con la historia del paciente. La formación continua y la supervisión son básicas para esto. Incluso nuestra propia terapia personal. Para que nuestra historia de apego no cree más desregulación y no entremos en conductas desafiantes o defensivas en las sesiones, por la propia historia del paciente.

Se trata en definitiva, de sentirnos seguros para hacer sentir seguros a los demás. Estar nosotros regulados para poder acompañar en la desregulación.

Solo desde esa seguridad se pueden dirigir recursos a otros aspectos del desarrollo del proceso terapéutico.

Y en todo esto, en la Clínica Cabal se pone un especial cuidado. Por eso, está pequeña contribución a este aniversario. Compartir mi visión de la relación psicoterapéutica, que me consta que aquí también se mima con esmero.

Por muchos años más cuidando la relación terapéutica.

Un abrazo, Mamen Bueno.

¿Quién es Mamen Bueno?

Soy Mamen, mujer, madre y psicóloga, no siempre en este orden, y no siempre los límites están claros. He trabajado más de 10 años atendiendo a mujeres y sus hijos en asociaciones de atención a mujeres víctimas de Violencia de Género, de forma individual y grupal. Incluso antes de la existencia de la Ley de Violencia de Género. He impartido diversos talleres, seminarios y ponencias sobre Violencia de género, perspectiva de género y sexualidad. Fui miembro del Comité Técnico, que colaboró en la elaboración de la Estrategia de Atención al Parto Normal en el sistema Nacional de Salud. Antigua colaboradora de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres. He dirigido grupos de apoyo emocional a embarazadas y puérperas, grupos de Escuela de padres/madres, control de peso y trastornos alimenticios y grupos de meditación y Mindfulness. Escribo artículos de divulgación psicológica para la Revista Mente Sana. También colaboro en el proyecto “Cómete el mundo TCA” centrado en la divulgación sobre los trastornos alimentarios.

Actualmente paso consulta en el Centro Terapéutico Gaztambide17 de Madrid. Donde llevo a cabo, entre otras tareas, un programa de aceptación corporal y alimentación consciente. También colaboro con la plataforma “Criar con Sentido Común” especializada en el acompañamineto a madres y padres en la crianza respetuosa. En los últimos años me he ido especializando en personas con trastornos de la conducta alimentaria y/o que han sufrido abuso sexual infantil.

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