Los experimentos en psicología social se centran en estudiar de qué modo nuestras conductas y formas de pensar se ven influenciadas por la presencia de otros individuos, las presiones sociales o la pertenencia a un grupo determinado. A continuación se expone una breve selección de algunos de los más relevantes.
1. Cueva de los ladrones: Teoría de la identidad social
Experimento social clásico que se llevó a cabo con dos grupos de niños de 11 años de edad en un parque público de Oklahoma, y demostró lo fácil que se puede adoptar un grupo de identidad exclusivo y cuan rápido este grupo puede degenerar en prejuicios y hostilidad a quienes no formen parte del mismo. El investigador Muzafer Sherif realizó un total de tres experimentos. En el primero, los individuos se unieron en un mismo equipo para acosar a un enemigo en común. En el segundo, se integraron para acosar a los investigadores. En el tercer y último experimento, los investigadores lograron que los grupos se acosaran entre sí.
2. Obediencia a la autoridad: El experimento de Milgram
En 1963 el psicólogo Stanley Milgram intentó comprobar la propensión de las personas para obedecer a la autoridad cuando le fuera ordenado lastimar o herir a otra persona. Para este momento, el mundo aún estaba tratando de entender que había pasado en Alemania durante la Segunda Guerra, que había causado tanto horror. A los sujetos de Milgram se le dijo que ellos serían “maestros” de un “aprendiz”, que estaba secretamente dentro del experimento. Ellos debían darle descargas eléctricas al “aprendiz” si él o ella emitía una respuesta errónea. Peor aún, fueron obligados a elevar el nivel de la descarga si el “aprendiz” continuaba dando respuestas incorrectas. Sin importar los gritos y llantos de los aprendices escondidos, los sujetos continuaron entregando fuertes descargas si se les ordenaba hacerlo por el experimentador de guardapolvo blanco. Continuaron, incluso cuando se les había dicho que habían dejado inconsciente a los aprendices. ¿La conclusión? Parece los humanos somos fácilmente manipulables para apartar consideraciones morales y éticas cuando somos ordenados a violarlas por la autoridad.
3. Conformidad: No creas lo que ven tus ojos
De la teoría de la identidad social, los psicólogos tomaron el dinamismo y los prejuicios de los grupos, y lo natural que resulta para éstos evocar conformidad entre sus propios miembros. En 1951, Solomon Asch se puso como meta identificar y cuantificar el grado en que el juicio individual afecta la paz dentro del grupo. El ambiente fue especialmente desarrollado para el experimento. Tras la respuestas equivocada de un sujeto a un cuestionario, se le solicitó a un grupo de estudiantes universitarios que emitieran su propio juicio acerca de lo que pensaban. El 50% dio la misma respuesta equivocada. Sólo el 25% se privó de dejarse llevar por las respuestas equivocadas, mientras que el 5% siempre fue con la mayoría de la gente. Con este interesante experimento se probó que la mayoría de las personas prefieren ignorar lo que saben e ir con una falsedad si están en un grupo que insiste que el argumento erróneo es verdadero. ¿Qué más puede hacer la gente bajo la influencia de un grupo?
4. El autoconvencimiento
Uno puede sospechar que la gente es muy buena cuando se trata de ignorar los sentimientos, creencias y deseos, incluso mintiéndose a sí misma (y saliéndose con la suya). En un experimento clásico realizado en 1959, psicólogos desarrollaron un modelo con diferentes niveles de deshonestidad, en el que se intentó comprobar hasta qué punto una persona sería capaz de ignorar su propia experiencia, incluso hasta convencer a otro de algo que no es cierto. La capacidad humana para sostener la disonancia cognitiva fue desde entonces confirmada con muchos experimentos posteriores. Esta capacidad está directamente relacionada con nuestro deseo de ser y formar parte de un grupo, ajustando nuestros propios valores y creencias acerca de cosas para estar a la par de los que nos rodean. Así, sabiendo acerca de estas debilidades, podremos alguna vez evadir el creer tanto en nuestras propias mentiras.
5. El poder de la semántica
En 1974, investigadores diseñaron un experimento para comprobar la efectividad de la memoria, y si esta puede ser manipulable. 45 personas vieron una película acerca de un accidente de tránsito. A 9 de esas personas se les preguntó luego que estimaran a qué velocidad iban los vehículos cuando chocaron. Se les preguntó lo mismo a los otro 4 grupos pero la palabra “choque” fue reemplazada por palabras diferentes como colisión, impacto, encontronazo y golpe. Para los que respondieron a la palabra choque, iban 30km más rápido que aquellos a los que se le dijo la palabra encontronazo. Una semana más tarde, se les pregunto a los participantes acerca de vidrio roto en el accidente (de un accidente mucho más serio), y aquellos que tuvieron palabras más fuertes recordaron vidrio roto en el accidente, cuando en realidad no había habido ninguno. Parece que algo tan preciso como una palabra puede manipular la memoria de un evento o acontecimiento.
6. Anatomía del pánico de las masas: La guerra de los mundos
Orson Wells emitió por radio una adaptación de La Guerra de los mundos en 1938, causando pánico a casi tres de las seis millones de personas que estaban escuchando. Psicólogos de la Universidad de Princeton luego entrevistaron a 135 residentes de New Jersey acerca de sus reacciones sobre lo ocurrido. Un sorprendente número de personas atemorizadas ni siquiera se molestó en revisar la veracidad de la información que se había emitido, y muchos ciudadanos muy educados creyeron que era cierto solo porque estaba en la radio y, por ende, era información confiable. Nos gusta creer que hoy en día ya todos somos más sofisticados y no caemos en dramatizaciones tan obvias. Aunque no es tan así. La manipulación de los medios maneja nuestras emociones y deseos de forma tan subjetiva que muchas veces logra pasar desapercibida por quien lo recibe.
7. El comportamiento humano bajo situaciones de riesgo
Hablando de economía, los investigadores Daniel Kahneman y Amos Tversky estudiaron el proceso de decisión durante situaciones de alto riesgo y tensión, y crearon una teoría que les valió un Premio Nobel y fue usada para desarrollar y predecir modelos económicos e influyentes campañas de márketing. La gente se comporta de manera diferente dependiendo de cómo sea presentada la situación. Si se presenta en términos de pérdidas, más gente estará dispuesta a tomar riesgos. Caso contrario ocurría cuando lo que había del otro lado era más ganancia que pérdida. Como en el mundo de los humanos con los estereotipos, el marco en el que se presenten las situaciones lo cambia todo.